Bueno, por fin estoy aquí, ya era hora, estaba un poco harta de
tanta agonía y total para esto, para venir a parar a esta salita
blanca y aséptica, donde espera un montón de gente no sé muy bien
para qué, supongo que para tener el primer encuentro con Dios,
aunque esto....no sé, no me imaginaba el cielo así, tan feo, tan
desangelado....¿o acaso estaré a las puertas del infierno? No, no,
no puede ser, no he sido yo tan mala en la vida como para venir a
parar a hacerle compañía a Belzebú, yo no he pasado más que
penalidades, incluso a la hora de morir, dos días de agonía, sin
poder casi respirar, ni moverme, escuchando todo lo que ocurría a mi
alrededor, creo que me merezco el cielo, vaya que si, pero esto es
todo tan raro.
De
vez en cuando se abre la puerta del fondo y entra alguien, aunque
tampoco acabo de entender por qué, nada se escucha y sin embargo
alguien se levanta y entra y lo más curioso es que no vuelve a
salir, ¡qué cosas, madre mía! ¡Quién me iba a decir a mí que el
otro mundo era tan raro! Yo que me lo imaginaba entre nubes de
algodón y que va, nada que se le parezca. El caso es que hasta aquí
he llegado ¿y ahora qué? No puede ser que me vaya a quedar aquí
para siempre así sin más, sin encontrarme con mi difunto marido,
Eustaquio, aunque bien pensado...no sé si quiero encontrarme con
él, no fue muy buen marido que digamos, más bien al contrario, pero
bueno, supongo que no es momento para pensar en esas cosas, lo que
pasó pasó y no hay que darle más vueltas.
-¡Asunción García!
¡Anda, juraría haber oído mi nombre!
-¡Asunción García!
Pues si, me están llamando y la vocecilla procede de la puerta del
fondo, será que por fin me ha llegado el turno de encontrarme con
Dios Nuestro Señor. ¡Ay, que nerviosa estoy! Esto de conocer a Dios
es muy fuerte, pero que muy fuerte.
Pero....¿qué estoy viendo allí? Al otro lado de la puerta...me
parece que la que me está llamando es Puri, mi nieta....¡Ay Dios
mío! ¡Pobrecilla! Se murió en un accidente de moto hace apenas
unos meses y nos dejó a todos destrozados, su madre, de hecho, no ha
conseguido levantar cabeza ni creo que lo consiga nunca, anda que
cuando sepa que yo estoy con la Puri...pero qué cosas digo ¿cómo
lo ha de saber? en fin voy a llamarla a ver si me ve.
-¡Puri! ¡Puri! ¿No me conoces? Soy la abuela Asunción.
Uy, si viene hacia mí, me ha conocido, ¡Qué bien! Mi querida niña,
que gusto estar de nuevo a su lado, aunque mira por dónde, está con
las mismas pintas de siempre, no tiene vergüenza ninguna, toda la
cara llena de esos....pendientes raros o como quiera que se llamen, y
esos pelos enmarañados...desde luego qué desfachatez, ni en el
cielo se ha dignado a cambiar de aspecto.
-¿Qué pasa abuela? Tú por aquí, que alegría verte, vieja, cuando
vi en mi lista que te tocaba entrar ya me imaginé que podías ser
tú, te dejé ya muy mayor y era previsible. Te daría un beso y un
abrazo pero no puedo, ya te habrás dado cuenta de que, a pesar de
que nos podamos ver, no tenemos cuerpo.
Vaya estupideces que dice esta niña, no hemos de tener cuerpo.
-Tú siempre con tus bobadas hija, tú tienes tu cuerpo y yo el mío,
como siempre, sólo que estamos aquí en el otro mundo.
-No entiendes nada abuela, esto no es un cuerpo, ¿tú no ves que el
mío quedó partido a la mitad en el accidente? Esto es sólo un
aspecto visual, una ilusión óptica podríamos decir.
-¿Ilusión qué?
-Nada, es igual abuela, pero anda ven que te voy a explicar lo que
pasa aquí. Fíjate abuela, ¿tu ves todas estas estanterías que nos
rodean llenas de libros?
-Claro que las veo, soy vieja pero no ciega.
-Pues no te imaginas lo que son.
-Libros ¿qué van a ser? Aunque lo que no acabo de entender es qué
hacen tantos libros aquí en el cielo, no me digas que esto es una
especie de escuela y que tenemos que ponernos a aprender, que yo
ahora con mi edad no estoy para esos trotes.
-Pero si tú ya no tienes edad, además no te preocupes, estos libros
no son para aprendérselos, estos libros son vidas, abuela, son todas
las vidas del mundo, las que hubo y las que habrá, todas las vidas
que la gente ha vivido y las que se han de vivir.
Esta nieta mía siempre fue un poco rara, pero últimamente andaba
por muy mal camino, yo creo que se drogaba o algo así, aquí por lo
visto debe hacer lo mismo, porque las tonterías que dice no son muy
normales.
-Purita, hija, no digas más tonterías y llévame junto a Dios, que
para eso debes de estar aquí ¿no? Para guiarme hasta el altísimo.
-¡Ay abuela! ¿Pero todavía con eso? Dios no existe abuela, ni el
cielo, ni el infierno, ni ninguna de las bobadas que te decían en la
Iglesia.
-Entonces ¿esto qué es? ¿qué hacemos aquí? ¿qué nos va a pasar
ahora?
-Muchas preguntas juntas, viejita. A ver, escucha con atención, la
gente que se muere, como tú y como yo, todos los seres humanos que
se mueren vienen a parar aquí, a este lugar, que no es ni cielo ni
infierno, sólo es el tránsito a otra vida. Y en todos estos libros
están las vidas, una de las cuales puedes elegir para ser vivida.
-¿Me quieres decir que yo ahora puedo consultar esos libros, leer la
vida que hay en cada uno y elegir la que más me guste para volver a
vivir?
-Caramba, me sorprendes. Lo has entendido a la perfección. No me
digas que no es ideal La gente suele pensar dos cosas, o que nos
morimos y todo se acaba o que después hay otra vida espiritual, pero
es mentira, simplemente se vuelve a vivir, así de sencillo. Ahora te
toca escoger. Y si me permites darte un consejo, elige una buena
vida, una vida llena de alegría, de suerte, de dinero, de placer
incluso ¡qué carajo! Ya lo has pasado bastante mal.
-Puri, no digas palabrotas. Pero a ver, hay algo que no entiendo. Si
la gente puede elegir su vida ¿por qué hay gente que sufre? Lo
lógico sería que eligieran la mejor de las vidas.
-Es que la gente suele ser muy vaga, abuela, como a casi nadie le
gusta leer, llegan aquí, ven tanto libro, se asustan y eligen uno al
azar y claro, después pasa lo que pasa. Bueno, y no te lo pierdas,
hay gente que elige al azar por gusto, porque les gusta la aventura.
-¡Qué cosas! Pues Purita, hija, estoy un poco disgustada, yo que
venía con la ilusión de encontrarme con Dios...
-Venga abuela, déjate de dioses, piensa que vas a volver a vivir, y
esta vez la mejor de las vidas posibles.
-Por cierto, ¿y tú? ¿qué haces tú aquí? Hace ya unos meses que
te has muerto ¿por qué tú no has elegido vida?
-Una metedura de pata mía, ya sabes como soy. Verás, aquí, en
este...llamémosle recinto, siempre tiene que haber alguien que guíe
a los que llegan, vamos, que hagan lo que estoy haciendo yo, y se va
pasando el turno a aquel que esté interesado en quedarse aquí
durante una temporada. A mi me llamó la atención el asunto y como
siempre me gustó probar cosas nuevas, pues me quedé aquí, pero
hija, desde que llegué yo nadie muestra interés por quedarse y ya
empiezo a estar un poco harta. Además, fíjate que ahora que estás
tú aquí podríamos elegir vidas paralelas, ¿te imaginas lo bien
que nos lo podríamos pasar abuela?
Yo no estoy tan segura, pero no se lo voy a decir porque le va a
parecer mal.
-Si hija, seguro que nos lo pasaríamos en grande.
-Pues venga vamos allá, a ver ¿qué quieres una vida nueva o
prefieres una ya vivida?
-No te entiendo, yo creo que estas cosas no están hechas para mi.¿No
podría morirme sin más? Estoy pensando que casi lo prefiero.
-Pero qué dices vieja, de eso nada, además no se puede. Te explico,
como el tiempo tal y como lo entendemos los humanos tampoco existe...
-¿Cómo que no existe? Y lo que marcan los relojes, las horas ¿qué
son entonces? ¿no son tiempo?
-Uy abuela, déjalo, anda, a lo que me refiero es que puedes elegir
vivir la vida de...por ejemplo, de Cleopatra.
-¡Jesus! ¿Y para qué querría yo ser Cleopatra? Purita, estás
como una cabra y yo estoy empezando a disgustarme.
-No abuela, no te disgustes, mira, creo que voy a elegir yo por ti
¿te parece?
-Elige hija, elige, porque me estoy armando un lío....
-Como tuviste una vida muy perra, llena de trabajos y privaciones,
dedicada a cuidar de un hombre que no te merecía y a unos hijos que
en su mayoría fueron unos ingratos....te voy a elegir una vida de
disfrute y de placer ¿qué te parece vieja?
¡Ay Dios mío! ¿A dónde me va a enviar esta chiquilla?
-Bueno, como quieras, pero acaba de una vez.
-Ven conmigo.
Ahora me hace caminar, con lo cansada que estoy. Pues sí que es
grande esto, estantería tras estantería llenas de libros, Jesus,
qué cosas.
-Ya hemos llegado abuela. Mira, este es el libro de tu nueva vida,
yo lo voy a colocar sobre esta mesa y tú te pones en frente. En unos
segundos irás a parar al vientre de tu nueva madre.
Yo creo que esta nieta mía está chocheando, pero bueno, tendré que
hacerle caso, porque si no estoy viendo que no voy a salir de aquí
ni queriendo. A ver, me coloco aquí delante......vaya....que
sensación más placentera.....como si me estuviera deshaciendo....o
desapareciendo....me vuelvo humo......mmmmm.
-Adiós abuelita, vas a vivir la vida que te mereces. A ver si puedo
ir pronto a hacerte compañía. Vas ser Nerea, cortesana griega,
amante y amada por los dioses y por los hombres, murió a los
cuarenta y seis años,ya se que no es una vida larga, más bien
cortita, pero no podrá ser más intensa. Pásatelo bien, te lo
mereces.
¡Siguienteeee! Wilson Rodrigues, a ver si éste quiere quedarse en
mi lugar.
Tú, como siempre, con tus relatos super ingeniosos.
ResponderEliminarUn placer, Gloria.