Siempre fui muy patoso, lo
admito, pero no tengo nada que hacer contra ello. Es algo innato,
como la inteligencia en muchos otros, o la tendencia al arte, o a la
música... Yo no he nacido con ningún don, he nacido siendo un
completo desastre.
Hace
un mes fui con mis hijos al circo.
Nos los pasamos realmente bien. Disfrutaron mucho con los payasos,
los trapecistas, los equilibristas... en fin, ya saben los artistas
que suelen actuar en los circos. La tragedia tuvo lugar a la salida.
Yo había aparcado el coche
muy cerca de la carpa porque no encontraba aparcamiento en otro lado
y no sé de qué manera, no me lo puedo explicar, se me enganchó una
de las cuerdas que sujetaban la carpa a los bajos de mi vehículo.
Es cierto que cuando intenté arrancar noté que el coche no
avanzaba, pero como además de ser patoso soy muy testarudo, yo
insistí y lo que conseguí fue tirar abajo el circo entero. De
pronto vi por el espejo retrovisor como aquella mole se derrumbaba lo
mismito que un castillo de naipes. Afortunadamente no hubo desgracias
humanas, pero se fueron al otro barrio dos caballos, un elefante y un
oso hormiguero, que al parecer era una ejemplar único en el mundo y
por el que me reclaman una indemnización millonaria. Estoy pensando
en meterme anacoreta, por lo menos en una cueva, alejado del mundo,
no seré un peligro para nadie.
jajajajajaja.....buenísimo, Gloria! me ha encantado. Y además, me he identificado mucho con el protagonista, tan patoso como él!!!!!!!! Un beso.
ResponderEliminarjajajaja ya será menos, seguro que tú nunca te llevaste un circo a rastras.
Eliminarjajajajaja, no, aún no! Un saludo.
EliminarPatoso… primera vez que veo esa palabra pero la entiendo porque patosos los hay por todos lados. Saludos Gloria
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