A lo largo del mes de marzo, editorial Leibros publicará mi nueva novela, la historia de Enrique y Elena, una pareja a la que separan demasiadas cosas, pero que está unida por la más importantes de todas: el amor. Os dejo un pequeño fragmento para poner boca.
Enrique
encendió un cigarrillo y ofreció otro a Elena. Ella aceptó, le
vendría bien sin duda alguna.
-¿Quieres una copa de
algo? - preguntó Enrique con un deje de sorna en la voz que a Elena
no le pasó desapercibido.
-No, gracias, que haya
tomado una copa ayer no quiere decir que me vaya a convertir en
bebedora compulsiva.
-Mejor así, beber te
suelta mucho la lengua.
-¿Dije algo que te
molestara?
Enrique pensó un poco
antes de dar una respuesta. No deseaba meter la pata.
-Más bien me
desconcertaste. ¿Qué sientes por mí, Elena?- preguntó después de
dar una profunda calada a su cigarrillo.
La
chica se puso nerviosa. No esperaba una pregunta tan directa y era
consciente de que no podía dar una respuesta clara, no hasta estar
segura de los sentimientos de Enrique.
-¿Qué
siento por ti? Pues.... no sé, te aprecio, me caes bien a pesar de
ser un poco gruñón y...nada más. Ya sé que ayer te dije algunas
cosas.... pero no creas que siento algo por ti, quiero decir, que no
estoy enamorada de ti ni nada de eso – mintió – pero sí que me
gustaría que nos lleváramos mejor. Creo que podemos llegar a ser
grandes amigos.
Enrique se quedó pensativo
una vez más. ¿Por qué tenía la impresión de que Elena estaba
mintiendo? Era una pena, habría sido una ocasión perfecta para
confesarse ambos que sentían cierta atracción el uno por el otro,
pero si ella no lo hacía él tampoco estaba dispuesto a dar el
primer paso.
-Pues me quitas un peso de
encima – dijo por fin – Perdona, pero ayer llegué a pensar que
estabas enamorada de mí, te pusiste tan cariñosa... Y como
comprenderás eso sería imposible, eres demasiado joven, o yo soy
demasiado viejo.
-No
creo que la edad sea ningún obstáculo para el amor – repuso Elena
sin dejar traslucir la decepción que sentía.
-Para mí sí. No me
gustaría estar en boca de la gente por tener amoríos con una
jovencita.
-Ya. Bueno pues entonces...
aclarado el asunto, me voy a mi cuarto. Me apetece leer un poco.
Hasta mañana.
-Hasta mañana.
Enrique la observó
mientras ella caminaba hacia la casa. Estaba seguro de que sus
palabras le habían desilusionado. Tal vez fuera mejor así. Estaba
comenzando a quererla y en el fondo lo que le había dicho no dejaba
de tener algo de verdad. Una relación entre ambos no sería bien
vista en su círculo de amistades. Sin contar con la opinión de su
hija, que seguramente no fuera a favor, precisamente. Además estaba
su enfermedad. No tenía derecho a alimentar un amor con fecha de
caducidad. Elena no se merecía amar a alguien con un pie cerca de la
muerte. Mejor así, sin duda.
Mientras, Elena se echaba
en la cama y lloraba en silencio. Debía de haberlo supuesto. Ella no
pertenecía a su mundo.
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