En casa de mis
abuelos, en un pueblo perdido de Extremadura, todos los veranos había
murciélagos en el desván. La tía Regina, que dormía en el
cuarto en el que estaban las escaleras que subían al desván, más
de una vez se había tenido que levantar en mitad de la noche a
matarlos a alfombrazos. Al principio le daba un poco de asco, pero
poco a poco se fue acostumbrando. A mí me producían pavor y mucho
más desde que ocurrió aquello, de hecho no he vuelto al pueblo.
Aquella noche se había escuchado mucho jaleo en el corral. Las
gallinas, los cerdos y las vacas estaban revolucionados. Los abuelos
y mis padres parecían no darse cuenta, pero yo no dormí nada en
absoluto, pues a los sonidos de los animales se unían las siluetas
de los murciélagos volando detrás de mi ventana. Cuando nos
levantamos por la mañana todos los animales se encontraban muertos
menos una cerda que estaba preñada. El veterinario dijo que habían
sido los murciélagos, que les habían trasmitido alguna enfermedad.
Ellos también desaparecieron. Cuando la marrana dio a luz trajo al
mundo tres cerdos normales y uno con alas de murciélago que salió
volando en cuanto vino al mundo. Nadie se explica semejante fenómeno,
pero hay quien dice que alguna noche de verano el cerdo murciélago
se ve volando, al acecho de cualquiera que vaya solo por la calle,
para convertirlo en vampiro o algo parecido. Yo por si acaso no me he
arriesgado.
Gloria a tu tía Regina los ecologistas la perseguirían...a pesar de su aspecto repugnante y que transmiten enfermedades son animales protegidos...no sé el por qué, supongo que hacen algún bien...
ResponderEliminarUna vez me dijeron que los murciélagos odian al Conde Drácula!!!!
Pues sabes Conxita que esa parte de la historia es cierta. Mi tía dormía en una habitación a la que daban las escaleras del desván. Allí formaron un nido y una noche ella sintió algo por la cara y al encender la luz se encontró la sorpresa. Jajaja fue repugnante de verdad. Gracias por leerme
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