Fina había sido
un trabajadora normal y corriente durante muchos años, en los
talleres de costura. Era una muchacha amable y eficiente en su
trabajo, nunca nadie tuvo queja de ella. Pero todo cambió el día en
que la pusieron a trabajar en la oficina. Su padre murió de repente,
le dio un infarto o algo así. Ella era la mayor de siete hermanos y
quedaba como sustento de la familia, pues la madre también andaba
delicada de salud. Don Aquilino, el dueño del taller, que era un
bendito, decidió entonces darle ocupación en la oficina, puesto que
se ganaba un poco más. Decía que se lo debía a su padre, que
también había sido operario del taller mucho tiempo atrás.
El caso es que Fina
pasó a ser la encargada de repartir el sobre con el dinero el día
de cobro, los viernes, pues por aquel entonces los jornales se
pagaban por semanas. Trescientas pesetas a las chicas del taller y
quinientas a las que trabajaban en la oficina, estoy hablando de
principios de los años sesenta. Llevaba la muchacha unos dos o tres
meses en su puesto cuando comenzó a suceder. Los sobres venían
siempre con menos dinero del que en realidad correspondía y ella
aducía que eran normas de Don Aquilino, que el trabajo en la fábrica
no andaba del todo bien y que no se podía perder el tiempo, así que
descontaba veinticinco pesetas por estar mucho tiempo en el baño o
por tardar demasiado en comer el bocadillo de media mañana. Y a mi,
que era nueva, y que no sé por qué me tenía de ojeriza, llegó a
descontarme noventa pesetas porque según ella era muy lenta con la
plancha.
Nadie se puede
imaginar la cara que se le quedó el día en que mi padre, Don
Aquilino, la llamó al despacho. Yo había sido una infiltrada,
testigo directa de sus fechorías, las cuales habían llegado a oídos
de mi padre de manera solapada, puesto que las trabajadoras no se
atrevían a mostrar sus quejas abiertamente. Así se descubrió todo
el petate. Fina descontaba el dinero por su cuenta y riesgo y se lo
quedaba para sí. Era una corrupta de pacotilla, a su nivel,
ciertamente, pero no se diferencia mucho de lo que algunos hacen hoy
en día ¿no les parece?
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